La desorientación del PA

El Partido Andalucista (PA) camina con una venda en los ojos. Anda a ciegas en dirección a la horca –representada esta vez por las elecciones autonómicas-, como ya hiciera anteriormente en las municipales de mayo y en las nacionales de noviembre. De cumplirse la previsiones marcadas por muchos sondeos, la formación volverá a quedarse fuera de la Cámara regional. Sería la segunda vez que ocurre desde la Restauración democrática. Y, además, la segunda ocasión consecutiva. Aunque, es cierto que algunas encuestas le otorgan un escaño.

Esta situación responde, ni más ni menos, al reflejo de una realidad latente entre la ciudadanía. El PA se ha desapegado de la población. Los valores que representó en su día ya no laten en el corazón de los andaluces. Esas proclamas ya no existen. La reivindicación del regionalismo -fundamental en los años 80 y 90 para el impulso económico, social y educativo de la Comunidad- ya no representa un papel prioritario en las reclamaciones de los hombres y mujeres de las ocho provincias.

Junto a ello, aparece la incapacidad del PA para definirse, para presentarse ante los ciudadanos como un partido vertebrado y con un mensaje coherente. Todo esto, ha supuesto su despeñamiento en las sucesivas citas electorales. Los andalucistas han oscilado en su discurso del conservadurismo al progresismo. Lo han hecho sin titubear; sin saberse si son de izquierdas o de derechas, si defienden una cosa o la contraria.

Hasta ahora su supervivencia se ha debido únicamente a personalismos, a líderes locales que lograron aferrarse con uñas y dientes a su electorado. De ahí que su discurso difiera; porque la médula ideológica del PA varía según el dirigente que encabece cada agrupación municipal. A los andalucistas no los queda otra que refundarse. Eso, evidentemente, si quieren convertirse en una alternativa real y viable en la Comunidad. Necesitan definir sus ideas para que los ciudadanos sepan qué votan.

Fuente foto: obtenida del blog de Pilar González