miércoles, 26 de febrero de 2014

Estampas madrileñas (VII)



Estampas anteriores:
- Estampa VI: Belén chulapo: "Estar contra lo ya pensado, contra la tradición, de la que no se puede prescindir, pero en la que no se puede confiar"

lunes, 24 de febrero de 2014

Resulta que no eran las películas

El patio de butacas es un estado de ánimo con el silencio como emblema, como marca de identidad. Pero un silencio engañoso y falso. Un mutismo mentiroso y tramposo. Porque en la sala, en ese espacio donde el haz de luz proyecta sueños de otros, el sigilo se transforma en un objetivo falaz e inalcanzable. Allí se intuyen los cuchicheos de las parejas en las comedias románticas -"¡mira, como nosotros!", parece que se dicen mientras el chico conoce chica, chico se enamora de chica, chica rechaza a chico, chico insiste a chica y chico finalmente conquista a chica-; también se escuchan los gritos (muchos agudos) en películas de terror, donde algunos adolescentes se desgañitan y otros, en cambio, aprovechan la oscuridad para intuir la vida. 


También allí se perciben las respiraciones aceleradas en los thrillers, en el cine negro y en el género de suspense: "¡Cuidado, que llega el asesino!". Y, por supuesto, se oyen las risas, los aplausos y los vítores con el cine de aventuras. Como cuando Harrison Ford, Sean Connery, John Rhys Davied y Denholm Elliott -Indiana Jones, Henry Jones, Sallah y Marcus Brody, respectivamente, en La última cruzada (1989)- se despiden a caballo en una escarpada Petra, alejándose al galope y dejando en el aire esa famosa frase: "¿Indiana?... ¡Te pusieron como al perro!". 

El cine sigue vivo, aunque preludien su muerte. Porque todavía, por mucho que lo intenten, el ordenador, las tablets y los iphones no consiguen crear el aura que regala el patio de butacas. Aún así, es cierto que desciende el número de espectadores. 2013 cerró con una recaudación de 500 millones de euros aproximadamente, según datos de El País. Cifra que supone una caída de 114 millones respecto a 2012, y de 135 millones en comparación con 2011. Pero, ¿a qué se debe? ¿El público prefiere el salón de su casa a la pantalla del multicines? 

Más bien, pongamos que es una cuestión de euros, de dinerito, de rascarnos el bolsillo, de tarifas desorbitadas, de precios por encima del punto que debería fijar la Ley de la Oferta y la Demanda. ¡Ay!, si Adam Smith levantara la cabeza y viera cómo esa mano invisible del mercado es incapaz de autorregularse, si observara cómo los distribuidores rechazan cualquier alternativa a un modelo obsoleto. Y es que sus argumentos, la de los autoproclamados dueños de este negocio, se desmontaroncuando llegó la Fiesta del Cine: del lunes 21 al miércoles 23 de octubre, con las entradas a 2,90 euros. Más de 1,5 millones de espectadores decidieron entonces que sí verían encenderse el proyector. Siete veces más de público que los mismos tres días de la semana anterior. "Resulta que no eran las pelis o la comodidad del hogar, sino el precio", concluye el periodista Gregorio Belinchón

Sus soflamas contra la piratería se fueron por el retrete. Ya no valían las excusas de siempre. Ya no podían proclamar que si un chaval se descarga una película por internet no irá a verla al cine; porque, aunque se la baje de la web, puede que ese joven nunca hubiera acudido a verla a las salas. Porque, con 2013 como ejemplo, como defender que no es un timo cobrar más de ocho euros por filmes como Iron Man 3, El hombre de acero o La Jungla: un buen día para morir

El silencio como emblema. Ese continúa siendo el truco. Ahí sigue la magia. Escondida entre la oscuridad, entre los murmullos. La sala sigue mandando, sigue imponiéndose. Quizás, no para siempre. Pero, por ahora, al menos, ahí anda. Porque, allí dentro, el tiempo no pasa. O, al menos, pasa mucho más lento.

Último artículo para la revista Nuestro Ambiente (Montilla)

sábado, 1 de febrero de 2014

España marcha atrás: "La clase media adelgaza"


Casi un mes de trabajo. Recorriendo las calles, escudriñando informes, conversando con expertos, charlando con la gente. Un equipo de 13 periodistas, entre los que me encuentro, ha trabajado en este especial con un solo objetivo: saber qué nos ha dejado la crisis. Y, a la hora de sacar la principal conclusión, lo ha tenido claro. Una España marcha atrás. Esta es una nación donde los hijos tienen que aprender a vivir peor que sus padres; donde uno de cada cinco ciudadanos vive por debajo del umbral de la pobreza; donde la emigración vuelve a dispararse; donde la clase media disminuye; y donde los recortes sociales acentúan las diferencias entre los ricos y menos afortunados, entre el norte y el sur del país.

La 'home' del especial: 
- Una España marcha atrás

Varios artículos:
- La clase media adelgaza                                                    - Radiografía de la clase media
- Un abismo se abre entre dos Españas                               - Atrapados bajo el mismo techo
- Separadas por la crisis                                                          - Cuando fuimos clase media
- Empresas, del oro al barro                                                    - Fagor desmonta Mondragón
- Silencio en los colegios mayores                                       - "¿'Startup'? Es algo dulce, ¿no?"
- El largo camino de la maleta de cartón al Skype              - El cementerio de los campeones
- "Hay un tipo de teatro censurado por la crisis"                           - Emigrantes en la sombra

Los autores:
- Los 13 periodistas