martes, 21 de enero de 2014

Los otros "inocentes" del presidente Mariano Rajoy


Mariano Rajoy, poco dado a regalar titulares a los periodistas, ha conmovido en la noche del lunes al respetable cuando ha decidido recogerse los calzones y meter el pie en un charco. "Estoy convencido de la inocencia de la Infanta, le irá bien", ha sentenciado. Y punto. Palabra de presidente. A Gloria Lomana se le ha erizado el vello de la emoción en el plató de Antena 3. Y los reporteros se han lanzado a Twitter para intentar adelantarse al adelantado y meter tal aseveración gubernamental en 140 caracteres. Pero, válgame la hemeroteca, que recuerdo a nuestro arrendatario de La Moncloa otras afirmaciones parecidas e idénticas: Camps, Bárcenas y Fabra. Todos ellos ya recibieron el apoyo paterno del líder del PP. Aquí los otros "inocentes" de Rajoy:

- 11 de julio de 2008. "Fabra es un ciudadano y un político ejemplar para el PP": Corrían malos tiempos entonces para Mariano. Acababa de perder sus segundas elecciones consecutivas contra Zapatero y, el secretario general de los populares, buscaba el apoyo de los barones del partido. Así que, metido en faena, emprendió camino hacia Castellón; y, allí, visitó el puerto y cenó con los militantes en el Gran Casino de la ciudad. Una oportunidad que no perdió para referirse al entonces presidente de la Diputación con tan honrosas palabras. Fabra, ese "político ejemplar", se encuentra condenado a cuatro años de cárcel por defraudar a Hacienda 700.000 euros

- 2 de abril de 2009. "Nadie podrá probar que Bárcenas no es inocente": Entonces, en abril de 2009, el líder del PP y su tesorero sí se escribían SMS. No como ahora, según ha reconocido el presidente del Gobierno en la entrevista de Antena 3. Rajoy se reunió ese 2 de abril con el Grupo Popular vasco en la sede de la Cámara de Vitoria y, a su salida, no dudó en defender a Bárcenas (salpicado por la trama Gürtel, aunque todavía sin imputar). Aún  nadie sabía que el destino depararía una venganza en forma de Los Papeles y que el extesorero terminaría durmiendo en prisión.

- 4 de junio de 2010. "Para mí, Camps es inocente": Un jurado popular determinó en 2012, por cinco votos a cuatro, que el expresidente de la Generalitat era inocente del delito de cohecho impropio por el caso de los trajes. Pero, a pesar de su absolución, el PP le impuso la condena de desalojarlo del poder en Valencia y mandarlo a la segunda línea de la política. Rajoy lo defendió en junio de 2010 en Almería y, hasta ahora, ningún tribunal le ha condenado. Eso sí, los escándalos le cercan: el juez Castro le ha citado para declarar como testigo por el caso Nóos, hasta siete consejeros de su etapa han sido imputados por la trama Gürtel y el PP pagó en negro el congreso que eligió a Camps.

Foto de Rajoy: Luis Sevillano (El País)

sábado, 18 de enero de 2014

"Madrid a fuego con #Gamonal"

Aprietan filas al llegar a la cuesta de Moyano. Los seis chavales que han asumido el papel de cabecillas se agarran, desafiantes, los brazos. Detrás casi 100 personas. Y, enfrente, una línea de antidisturbios que permanece clavada ante ellos. Los jóvenes parecen decididos. Van a atravesar ese frente, a pesar de que el mando policial ha acordado que se acabó el desfile por la calle de Alfonso XII; y que, si quieren continuar, los manifestantes -reunidos a las ocho de la noche en Sol- deberán bajar por la cuesta. Finas gotas de lluvia mojan las pancartas, a un lado; y los cascos, al otro. Un grito irrumpe: "¡Seguimos por aquí!". Y los congregados arremeten contra los agentes. Empujones. Vuela una piedra. Sacan las porras. Cae un golpe. Y cuatro policías se llevan a los furgones a los dos primeros retenidos. Esto es el Efecto Gamonal, que ha dejado en la noche del viernes cinco detenidos en la capital.


Las protestas por la construcción del bulevar se han extendido por varias localidades de España. Ni siquiera el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, consiguió calmar los ánimos cuando a las seis de la tarde de ayer anunció que renunciaba al proyecto. En las calles, realmente, se protestaba por otra cosa. "Nos quitan la Sanidad, nos bajan las pensiones y los jóvenes se tienen que ir fuera", comenta Carmen, de 59 años, ataviada con un abrigo de pieles marrón, mientras sube por la calle de Montera junto a los manifestantes. A las ochos se concentraron en Sol. Media hora después emprendieron la marcha hacia Gran Vía, donde unas 250 personas cortaron el tráfico y enfilaron hacia Cibeles y la Puerta de Alcalá. De ahí, a la cuesta de Moyano.

"Madrid a fuego con #Gamonal. La chispa que enciende la revolución", reza una pancarta. Guillermo, de 19 años y vecino del barrio de Moratalaz, es uno de los dos hombres que la portan. "Estamos aquí como muestra de rechazo a la represión policial de estos días", apunta el joven, estudiante de Ciencias Políticas, que viste con deportivas negras, pantalón de chándal gris y chaquetón negro. A su lado, un sexagenario se lía un pitillo, levanta el puño derecho y grita "La lucha es el único camino". Cuando se le pregunta por su nombre, se escabulle entre la masa. "Yo no hablo con la prensa", masculla.


La tercera jornada de protestas consecutivas en España se ha saldado con una veintena de detenidos en varias ciudades. En Madrid, a las diez y media, los antidisturbios arrestan a uno de ellos. Tras los enfrentamientos en la cuesta de Moyano, la policía ha rodeado a unos 70 manifestantes y los ha ido identificando con el objetivo de dispersarlos. Uno a uno iban marchándose. Pero un pequeño grupo volvió a concentrarse en la calle de Alfonso XII. Entonces volvieron las carreras y los incidentes; que acabaron con un joven esposado, rodeado por agentes y sentado en el bordillo de la acera de la calle de Espalter. Se lo llevan a los calabozos.

"Me pegaron y casi me detienen el jueves", comentaba Catalina, de 22 años, un par de horas antes en Sol. Estuvo en los tres días de protestas. "La violencia la ejercen quienes llevan porras", añade la chica, con el pelo teñido de rojo. Junto a ella, Carla, de 29 años, vecina de Lavapiés y profesora de Lengua en un instituto: "La paralización de las obras de Gamonal demuestra que protestar sirve para algo".