Como muy bien titula hoy mi compañero Paco Zambrano en los diarios del Grupo Joly, El PSOE se hizo el harakiri. Muy ajetreados resultaron este sábado y domingo para las ejecutivas provinciales socialistas. Tanto... que la formación tiró, prácticamente, por la borda las elecciones del próximo 25 de marzo. El partido optó por la autodestrucción en Andalucía; con Sevilla y Cádiz como estandartes de esa espiral de pugnas fratricidas en la que andan metidos sus dirigentes.
Ni siquiera mantienen ya el decoro. La lucha y batalla por el control del PSOE-A alcanza cuotas de escándalo público; con muchos de sus políticos enfrascados en conservar su sillón. Y otros, evidentemente, preocupados por conseguirlo. En la capital hispalense, Viera desistió. Decidió que el enfrentamiento cara a cara con Griñán ya no puede dar más de sí. Así que dimitió como secretario general de los socialistas sevillanos. El ex líder provincial, de la facción rubalcaniana, pasa ahora la patata caliente a Madrid. La Ejecutiva nacional deberá marcar las pautas a seguir a apenas un mes y medio de las elecciones.
Rubalcaba se ve obligado a decantarse ahora, cuando un peligroso péndulo -al estilo de espada de Damocles- se pasea sobre su cabeza. O muestra su apoyo a Viera, uno de sus pocos defensores hispalenses durante el 38º Congreso Federal. Y, desde luego, de no adoptar esta decisión, muchos hablarían de traición y dudarían de la lealtad del líder nacional del PSOE. O, en cambio, se decanta por hacerle un guiño a Griñán, colocado por el propio Alfredo como presidente del partido. Todo ello, entendido por la presencia de los comicios andaluces como telón de fondo. Total, que el PSOE se acercó tanto al precipio, que parece difícil que no termine despeñándose por éste.
Ni siquiera mantienen ya el decoro. La lucha y batalla por el control del PSOE-A alcanza cuotas de escándalo público; con muchos de sus políticos enfrascados en conservar su sillón. Y otros, evidentemente, preocupados por conseguirlo. En la capital hispalense, Viera desistió. Decidió que el enfrentamiento cara a cara con Griñán ya no puede dar más de sí. Así que dimitió como secretario general de los socialistas sevillanos. El ex líder provincial, de la facción rubalcaniana, pasa ahora la patata caliente a Madrid. La Ejecutiva nacional deberá marcar las pautas a seguir a apenas un mes y medio de las elecciones.
Rubalcaba se ve obligado a decantarse ahora, cuando un peligroso péndulo -al estilo de espada de Damocles- se pasea sobre su cabeza. O muestra su apoyo a Viera, uno de sus pocos defensores hispalenses durante el 38º Congreso Federal. Y, desde luego, de no adoptar esta decisión, muchos hablarían de traición y dudarían de la lealtad del líder nacional del PSOE. O, en cambio, se decanta por hacerle un guiño a Griñán, colocado por el propio Alfredo como presidente del partido. Todo ello, entendido por la presencia de los comicios andaluces como telón de fondo. Total, que el PSOE se acercó tanto al precipio, que parece difícil que no termine despeñándose por éste.
Fuente Foto: Gogo Lobato (ABC)
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