jueves, 9 de diciembre de 2010

60 años después de la condena a Harry Gold

A muy pocas personas les sonará el nombre de Harry Gold, aunque este científico suizo protagonizara uno de los más fascinantes episodios de la Guerra Fría. Así es, porque el 9 de diciembre de 1950 -es decir, hace justo hoy 60 años desde entonces- este hombre fue sentenciado a tres décadas de prisión por facilitar información sobre el Proyecto Manhattan al físico teórico Emil Julius Klaus Fuchs [el de la imagen]; quien, a su vez, la remitió a la URSS. Ese fue el punto final a más de diez años de espionaje para la Unión Soviética.

Y es que, en plena II Guerra Mundial, Harry Gold fue reclutado por los servicios secretos de la URSS y comenzó a trabajar en los EEUU bajo el pseudónomido de Gus o Goose. Según reveló décadas después la inteligenia norteamerica, durante los primeros meses de los años 40 prácticamente se consideró a Gold un espía en la reserva. Pero los acontecimientos dieron un giro inesperado con la entrada de los 50. A inicios de dicho año, Klaus Fuch es arrestado en Inglaterra bajo el cargo de espionaje. Tras varios interrogatorios, el científico confesó que durante la guerra contra Alemania suministró importante información al Kremlin al respecto del programa de desarrollo de la Bomba Atómica (denominado Proyecto Manhattan).

En un primer momento, Fuchs negó que hubiera trabajado con otros espías en dicha labor. Aunque, eso sí, el físico reconoció que había colaborado con otro científico que hizo de "correo" en el traspaso de información confidencial. Entonces, los servicios secretos occidentales trataron de sonsacarle a Fuchs quién fue dicho personaje. Pero, en un primer reconocimiento fotográfico, éste no "acertó" a identificar a Gold -cosa que sí hizo después-.



Finalmente, detuvieron a Harry Gold, que admitió haber trabajado como espía de la URSS desde 1934 y que pasó información a Fuchs sobre el Proyecto Manhattan. Un programa que nació en 1941 y cuyo principal objetivo pasaba por construir la primera bomba nuclear antes que los nazis. Las confesiones de Gold fueron fundamentales para el arresto y ejecución de Julius y Ethel Rosemberg (los dos primeros civiles estadounidenses condenados a muerte por un asunto de espionaje).

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