UPyD puede convertirse el próximo 25 de marzo en la auténtica revelación de los comicios autonómicos. La dificultad de los sondeos para extrapolar la intención de voto en escaños en las siete provincias; supone que la entrada o ausencia de la formación magenta en la Cámara regional quede aún en el aire. Las encuestas le otorgan ninguno, uno o incluso dos diputados. Un resultado que la podrían erigir como llave de Gobierno del PP, en el caso de que los populares no alcancen la mayoría absoluta.
Ahora bien, ¿qué requerirá UPyD a Arenas para permitirle ejercer como el primer presidente de derechas de la Junta? Amalia García, cabeza de lista por Cádiz, me desvelaba que su primera e indispensable exigencia a cumplir pasa por Madrid, por el compromiso del PP de impulsar una modificación de la Ley Electoral. Una petición que pone otra pregunta sobre la mesa: ¿Estarían los populares dispuestos a ceder en esto a cambio del sillón de San Telmo? Por ahora, habrá que esperar; pero parece complicado que Mariano Rajoy acepte tal condicionamiento.
Por tanto, UPyD se enfrentaría entonces a una complicada coyuntura. Facilitar la llegada del PP a la Junta o impedirlo. Ambas opciones suponen un posicionamiento; y, evidentemente, su correspondiente quemazón de cara a la opinión pública. La formación magenta nació como un partido de izquierdas y centrista -que no centrado o de centro-; así que permitir el acceso de la derecha el poder sin obtener nada a cambio, podría desilusionar bastante a su electorado. Sus votantes verían escapar la primera posibilidad real de cambiar algo en España. Pero, a su vez, dejar que continúe gobernando el PSOE (tras 30 años) también rompe los esquemas del apoyo popular de este partido, que surgió como reacción al bipartidismo y al inmovilismo político derivado del mismo.
Ahora bien, ¿qué requerirá UPyD a Arenas para permitirle ejercer como el primer presidente de derechas de la Junta? Amalia García, cabeza de lista por Cádiz, me desvelaba que su primera e indispensable exigencia a cumplir pasa por Madrid, por el compromiso del PP de impulsar una modificación de la Ley Electoral. Una petición que pone otra pregunta sobre la mesa: ¿Estarían los populares dispuestos a ceder en esto a cambio del sillón de San Telmo? Por ahora, habrá que esperar; pero parece complicado que Mariano Rajoy acepte tal condicionamiento.
Por tanto, UPyD se enfrentaría entonces a una complicada coyuntura. Facilitar la llegada del PP a la Junta o impedirlo. Ambas opciones suponen un posicionamiento; y, evidentemente, su correspondiente quemazón de cara a la opinión pública. La formación magenta nació como un partido de izquierdas y centrista -que no centrado o de centro-; así que permitir el acceso de la derecha el poder sin obtener nada a cambio, podría desilusionar bastante a su electorado. Sus votantes verían escapar la primera posibilidad real de cambiar algo en España. Pero, a su vez, dejar que continúe gobernando el PSOE (tras 30 años) también rompe los esquemas del apoyo popular de este partido, que surgió como reacción al bipartidismo y al inmovilismo político derivado del mismo.
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