miércoles, 10 de agosto de 2011

Londres vuelve a hablar 'punk'

Arde Londres. Y al estilo inglés. Por mucho que ahora, en plena crisis, algunos analistas quieran ligar las revueltas londinenses a la coyuntura económica; lo cierto es que éstas responden a muchos más factores. Así lo demuestran las imágenes, que enseñan en las calles a una generación sin futuro, al extrarradio más marginal, a los desechados y perdidos en ese maremagnum de burocracia y partitocracia, a los olvidados. Realmente, los que se tiran a las calles a quemar contenedores, a enfrentarse a la policía, a arrojar piedras contra escaparates y comercios; son quienes siempre se escondieron tras las estadísticas, tras las cifras del paro estructural, el fracaso escolar, la inestabilidad familiar, la droga, el crack y la música tecno en barrios de las afueras. Son aquellos a quienes los políticos nunca ponen cara. Son votos que no acuden a las urnas y que, por lo tanto, no cuentan.

Así que, ¿para qué engañarnos?. Estos no son los nuevos pobres (aquellos afectados por la crisis), son los mismos de siempre, los que nunca tuvieron nada que perder. Los que ahora vuelven a echarse a las calles. Pero que ya lo hicieron en los 80, 90 y principios del siglo XXI. Esta semana sólo hizo falta una nueva cerilla, porque la gasolina llevaba décadas derramada.

"Lo de Inglaterra es otra cosa muy diferente. Una vuelta de tuerca. Una revuelta hija de un tiempo de consumismo, deseducacion y desinformación, y flagrantes injusticias. ¿Se justifica todo esto? No. En ningún caso. Se explica", argumenta de forma magistral Rosa María Artal. "Lo que ocurre en las calles de los barrios de Londres ya ha sonado antes en nuestro bar. Es un clásico con más de treinta años y los hay que siguen alucinando: jóvenes sin dinero, sin ambición, sin ideales, sin recursos, sin ayudas… No Future…", continúa Javier F. Barrera.

Londres (y Manchester y Birminghan) habla Punk de nuevo. Grita la Anarquía. Cantan los Sex Pistols otra vez. Así, sin mesura, sin medias tintas, sin intermediarios. Los barriobajeros -los descritos en películas como Trainspotting o This is England- controlan las calles, con palos y cadenas amedrentan a la policía. Y gritan contra un sistema que les dejó sin oportunidades y que no les brindará ninguna nueva. No son indignados y ni siquiera lo están. Volverán a sus casas cuando la música se acabe.


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