Recupero aquí y ahora la entrevista que le realicé, hace apenas unas semanas, a la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Anna Terrón. La traigo porque me gustaría demostrar como los políticos matizan demasiado la realidad, modificándola a su gusto y en función de sus intereses. En primer lugar, reproduzco una de las preguntas incluidas en la entrevista [aquí completa]:
-¿Marruecos deja de controlar sus fronteras y permite el paso de inmigrantes cuando le interesa?
-No. Tenemos, sobre todo en estos momentos, una buena relación con Marruecos, incluso en la frontera. No pienso que esté incumpliendo sus obligaciones.
De forma clara, en esta respuesta, la secretaria de Estado aseguró entonces que Marruecos controlaba perfectamente sus costas y fronteras; sin que se produzca dejación de funciones según sus intereses, ya sea por razones de política exterior o interior. Evidentemente, esta pregunta tenía su base. La entrevista se produjo el 10 de julio, cuando crecía de forma exponencial la llegada de inmigrantes a Ceuta, Melilla, Islas Canarias y el sur de la Península. Y, además, cuando desde los gobiernos de las dos Ciudades Autónomas se denunciaba los continuos 'descuidos' de las autoridades del país alauita a la hora de vigilar su litoral -desde donde salen la mayor parte de las pateras que llegan a España-.
Ahora, vistas las conversaciones entre ambos países, parece que Terrón no describió la verdadera realidad. El Ejecutivo instó a Marruecos a frenar la inmigración irregular. Esto fue el 13 de julio, tres días después de la entrevista. Y no sólo eso. En un encuentro con representantes del Gobierno español; el responsable de control fronterizo de la nación africana, Khalid Zerouali, reconoció cierta dejadez en estas funciones. "Dio a entender que las fuerzas de seguridad marroquíes habían estado muy absorbidas por la supervisión del desarrollo del referéndum, del 1 de julio, sobre la nueva Constitución, pero que se dedicarán de nuevo de lleno a sus tareas habituales", escribe Ignacio Cembrero en El País.
Evidentemente, en la entrevista, la secretaria de Estado maquilló las relaciones con el país alauita, que siempre resultan muy complicadas en asuntos de inmigración y fronteras. Es cierto que no existe una tensión exagerada entre ambos países, pero el tira y afloja resulta indudable. ¿Diplomacia o mentirijillas de político?
-No. Tenemos, sobre todo en estos momentos, una buena relación con Marruecos, incluso en la frontera. No pienso que esté incumpliendo sus obligaciones.
De forma clara, en esta respuesta, la secretaria de Estado aseguró entonces que Marruecos controlaba perfectamente sus costas y fronteras; sin que se produzca dejación de funciones según sus intereses, ya sea por razones de política exterior o interior. Evidentemente, esta pregunta tenía su base. La entrevista se produjo el 10 de julio, cuando crecía de forma exponencial la llegada de inmigrantes a Ceuta, Melilla, Islas Canarias y el sur de la Península. Y, además, cuando desde los gobiernos de las dos Ciudades Autónomas se denunciaba los continuos 'descuidos' de las autoridades del país alauita a la hora de vigilar su litoral -desde donde salen la mayor parte de las pateras que llegan a España-.
Ahora, vistas las conversaciones entre ambos países, parece que Terrón no describió la verdadera realidad. El Ejecutivo instó a Marruecos a frenar la inmigración irregular. Esto fue el 13 de julio, tres días después de la entrevista. Y no sólo eso. En un encuentro con representantes del Gobierno español; el responsable de control fronterizo de la nación africana, Khalid Zerouali, reconoció cierta dejadez en estas funciones. "Dio a entender que las fuerzas de seguridad marroquíes habían estado muy absorbidas por la supervisión del desarrollo del referéndum, del 1 de julio, sobre la nueva Constitución, pero que se dedicarán de nuevo de lleno a sus tareas habituales", escribe Ignacio Cembrero en El País.
Evidentemente, en la entrevista, la secretaria de Estado maquilló las relaciones con el país alauita, que siempre resultan muy complicadas en asuntos de inmigración y fronteras. Es cierto que no existe una tensión exagerada entre ambos países, pero el tira y afloja resulta indudable. ¿Diplomacia o mentirijillas de político?
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