lunes, 29 de noviembre de 2010

¿A quién pretenden engañar?

El Rey de Marruecos quiso hacer ayer un ejercicio de fuerza al más puro estilo franquista. ¿A quién pretenden engañar? La marcha de protesta en Casablanca no tiene valor más allá de representar la pantomima absurda de un régimen dictatorial, de un sistema basado en la represión y la fuerza militar. Los centenares de miles de marroquíes concentrados en las calles del país aluita recuerdan demasiado a la antigua España -una nación que sufrió a Francisco Franco durante más de 35 años- y sus macromanifestaciones en la Plaza de Oriente.



Es imposible saber, en un país carente de las libertades individuales básicas, quién acudió a dicha concentración por voluntad propia y quién lo hizo por obligación o para no sentirse señalado por la opinión oficial. Y es que el apoyo del pueblo marroquí a Mohammed VI tan sólo podría validarse en unas elecciones democráticas; aunque, evidentemente, el monarca no las permitirá (no vaya a ser que dicho respaldo no fuera más que una pantomima nacionalista y fruto de la opresión).

P. D. 1: Resulta curioso que esta concentración se haga contra un partido político (el PP) que se encuentra en la oposición. Es decir, las consignas del Ejecutivo marroquí se dirigen a un grupo que actualmente no tiene ningún tipo de responsabilidad gubernamental y cuyas directrices se rigen por unos principios democráticos.

P. D. 2: También resulta muy, muy, muy curioso como en este tipo de actos las banderas nacionales salen a relucir (tal y como se observa en le vídeo). Es decir, como el nacionalismo más exacerbado consigue conquistar las calles a través de la creación de un enemigo común al que insultar, denigrar y odiar.

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