El PSOE transita por una absoluta renovación. Pocas ejecutivas (locales y provinciales) se salvan de una quema generalizada; que podría alcanzar una nueva cumbre en marzo de este año. Tras el Congreso Federal de febrero, los socialistas andaluces emprenden la pugna por mantener la Junta. Para ellos, nunca una lid pareció tan complicada. Y los efectos de sus resultados nunca podrían ser tan impredecibles.
Llega el PP lanzado. Aunque una reciente encuesta, que le deja sin su deseada mayoría absoluta, le devolvió a la tierra; arriba esta formación sin los complejos que le ataron en el pasado. A los populares no se les identifica ya con los tradicionales Señores de caballo y finca; y, aquellos que se atreven a recurrir a tal paralelismo, osan caer en una demagogia barata, anquilosada y simplona. Y es que, tras 30 años de Gobierno del PSOE-A, tras dichas siglas se esconden realmente algunos verdaderos “señoritos”. Eso sí, estos acuden a los mítines con chaquetas de pana con coderas –aunque sean de 200 euros la pieza-. Hipocresía pura, radicada en “un todo sea por un puesto” [si no, lean sobre los ERE].
El enfrentamiento se reduce este 2012 a la crisis; con ciertos grados ideológicos, que también tienen hueco y pueden lograr que los populares sufran mucho para alcanzar la mayoría absoluta. Ahí es precisamente donde se verán las caras un Griñán al que nunca eligieron los ciudadanos como su presidente; y un Javier Arenas que acumula repetidos fracasos en las autonómicas.
Después del 25 de marzo, el panorama quedará perfilado por las urnas. Una derrota del PP volvería a colocar otra vez a Arenas más cerca de Madrid. El sevillano, uno de los barones fuertes del partido, seguramente no tendrá problemas en arrimar el hombro en la capital. De todas formas, su liderazgo en Andalucía quedaría muy cuestionado para muchos lustros.
Pero, realmente, imposible parece que Andalucía se convierta en la pequeña aldea gala del PSOE. Aunque, eso sí, un pacto con IU podría hacerle repetir en el Gobierno. Aunque, también irrumpirá previsiblemente una nueva fuerza en la Cámara, UPyD, que redibujaría la balanza del poder en la Comunidad.
A pesar de ello, las encuestas indican que los socialistas dejarán la Junta. Y, para ellos, vendrán entonces lo difícil. El PSOE-A se halla actualmente divididísimo, pero el Ejecutivo andaluza maquilla por ahora esos desencuentros. Perderlo abriría la veda. Arrancaría una nueva lucha fratricida, con dos bandos con muchas cuentas pendientes.
Llega el PP lanzado. Aunque una reciente encuesta, que le deja sin su deseada mayoría absoluta, le devolvió a la tierra; arriba esta formación sin los complejos que le ataron en el pasado. A los populares no se les identifica ya con los tradicionales Señores de caballo y finca; y, aquellos que se atreven a recurrir a tal paralelismo, osan caer en una demagogia barata, anquilosada y simplona. Y es que, tras 30 años de Gobierno del PSOE-A, tras dichas siglas se esconden realmente algunos verdaderos “señoritos”. Eso sí, estos acuden a los mítines con chaquetas de pana con coderas –aunque sean de 200 euros la pieza-. Hipocresía pura, radicada en “un todo sea por un puesto” [si no, lean sobre los ERE].
El enfrentamiento se reduce este 2012 a la crisis; con ciertos grados ideológicos, que también tienen hueco y pueden lograr que los populares sufran mucho para alcanzar la mayoría absoluta. Ahí es precisamente donde se verán las caras un Griñán al que nunca eligieron los ciudadanos como su presidente; y un Javier Arenas que acumula repetidos fracasos en las autonómicas.
Después del 25 de marzo, el panorama quedará perfilado por las urnas. Una derrota del PP volvería a colocar otra vez a Arenas más cerca de Madrid. El sevillano, uno de los barones fuertes del partido, seguramente no tendrá problemas en arrimar el hombro en la capital. De todas formas, su liderazgo en Andalucía quedaría muy cuestionado para muchos lustros.
Pero, realmente, imposible parece que Andalucía se convierta en la pequeña aldea gala del PSOE. Aunque, eso sí, un pacto con IU podría hacerle repetir en el Gobierno. Aunque, también irrumpirá previsiblemente una nueva fuerza en la Cámara, UPyD, que redibujaría la balanza del poder en la Comunidad.
A pesar de ello, las encuestas indican que los socialistas dejarán la Junta. Y, para ellos, vendrán entonces lo difícil. El PSOE-A se halla actualmente divididísimo, pero el Ejecutivo andaluza maquilla por ahora esos desencuentros. Perderlo abriría la veda. Arrancaría una nueva lucha fratricida, con dos bandos con muchas cuentas pendientes.
Fotografía: Juan Carlos Muñoz (Grupo Joly)
No hay comentarios:
Publicar un comentario