Que se te llene la boca con la palabra “libertad” supone un problema si, cuando te toca defenderla, optas por lo contrario. El PP y el PSOE pactaron ayer (con el apoyo de CiU y ERC) que los consejeros de RTVE puedan acceder en directo al sistema de edición y al trabajo de los periodistas del servicio de Informativos. Es decir, podrán conocer en tiempo real los temas que abordan los profesionales o las líneas de investigación que mantienen abiertas. Según adelantó ayer el diario Público, este acuerdo permite también a los políticos saber por adelantado los contenidos, las noticias y los vídeos que se emitirán en los telediarios.
Básicamente, los partidos tendrán la posibilidad de ver qué información saldrá antes de que lo haga (que es cuando realmente termina el trabajo del reportero). Una opción que no tendría mayor importancia en un mundo perfecto; pero que, mientras éste tarda en llegar, conlleva un sinfín de consecuencias perjudiciales para un sistema democrático. Porque en el sector periodístico existen las presiones políticas, de mayor o menor intensidad. Esto no significa que te digan qué tienes que escribir o decir, pero sí intentan orientarte. Eso es así. Quien lo niegue, directamente miente. Por tanto, resulta incomprensible el darle a los partidos la posibilidad de poner en marcha toda su maquinaria de poder (además de que podrían filtrar información a sus medios afines) antes de la emisión de una noticia. Además, con esta medida se denigra al periodista, se le hurta su capacidad de valoración y análisis; y se le otorga al político la capacidad de juzgar a un profesional por un trabajo que aún no ha concluido. ¿Volverá la censura previa?
Básicamente, los partidos tendrán la posibilidad de ver qué información saldrá antes de que lo haga (que es cuando realmente termina el trabajo del reportero). Una opción que no tendría mayor importancia en un mundo perfecto; pero que, mientras éste tarda en llegar, conlleva un sinfín de consecuencias perjudiciales para un sistema democrático. Porque en el sector periodístico existen las presiones políticas, de mayor o menor intensidad. Esto no significa que te digan qué tienes que escribir o decir, pero sí intentan orientarte. Eso es así. Quien lo niegue, directamente miente. Por tanto, resulta incomprensible el darle a los partidos la posibilidad de poner en marcha toda su maquinaria de poder (además de que podrían filtrar información a sus medios afines) antes de la emisión de una noticia. Además, con esta medida se denigra al periodista, se le hurta su capacidad de valoración y análisis; y se le otorga al político la capacidad de juzgar a un profesional por un trabajo que aún no ha concluido. ¿Volverá la censura previa?
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