jueves, 21 de abril de 2011

La (ir)responsabilidad de la prensa deportiva

Hace un par de meses, la prensa inglesa se hizo eco de la escandalosa y degenerada situación que atraviesa actualmente la prensa deportiva en España. En concreto, por no generalizar, un artículo de Sid Lowe hacía hincapié en los diarios en papel As, Marca, Sport y Mundo Deportivo. A grandes rasgos, el periodista resaltaba el fanatismo exacerbado de las cuatro publicaciones, con un carácter pro-madridista y pro-barcelonista absolutamente marcado, evidente y del que se vanaglorian cada uno.

En el análisis, se recalca el claro enfrentamiento entre estos periódicos y su absoluto desprecio hacia cualquier intento de acercarse a la verdad; ya que están más preocupados por ensalzar una bandera y enfundarse una camiseta de colores claramente identificables. Aunque, evidentemente, esto no quiere decir que no existan en ellos magníficos profesionales. Hablamos, claro está, de la línea editorial.

Y es que esta situación ha convertido estos medios en mera propaganda, ansiosos por los dimes y diretes y por calificar al adversario -ya sea el Barça o el Madrid- como el malo de la película. De hecho, seguramente, en los últimos años hemos vivido los enfrentamientos entre ambos equipos más tranquilos desde que arrancara el siglo; pero, en cambio, en las portadas de estas publicaciones se han recogido repetidos insultos y actos de menosprecio [como muy bien recoge en muchas ocasiones el blog La libreta de Van Gaal].

Pero esta semana Marca y El Mundo Deportivo ofrecieron un nuevo capítulo más de este enfrentamiento, que raya el surrealismo y convierte al periodismo en un instrumento al servicio del barriobajerismo. Un día despues de que el periódico catalán sacara en portada que supuestamente Pepe escupió a los jugadores del Barça en el pasillo de vestuarios; el diario madrileño contraatacaba y acusó a Piqué de menospreciar e insultar a sus adversarios -un hecho que negó después el futbolista en Twitter-. Lo curioso es que, ninguno de los dos periodistas nombra la fuente. Es decir, se vierten acusaciones gravísimas que atentan contra el honor de varias personas y nadie da la cara. Esta práctica, que debe ser utilizada en casos extremos, se ha vuelto demasiado habitual en dichos medios.

1 comentario:

  1. Buen artículo.
    Y no puedo estar más de acuerdo en que deberíamos luchar contra esto. Negarnos a leer lo que nos quieren mostrar

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