domingo, 24 de octubre de 2010

Cuando lleguen los premios...

Resulta sorprende escuchar y oír algunos análisis acerca del trabajo desarrollado por Julian Assange en el último año. Desde los sectores más radicales de la extrema derecha internacional -aquellos que se autodenominaron en siglos pasados como "veladores de América" y que ahora se dejan ver como "tea party"-, se empecinan en criminalizar a un periodista que lo único que ha hecho es su trabajo. Una labor fundamental para la democracia estadounidense, afgana, británica y, por supuesto, universal (si alguna vez existiera tal cosa). Las publicaciones de Wikileaks sobre la Guerra de Irak y de Afganistán se han tratado de calificar como una "traición a la patria". Y con la excusa de que se pone en peligro a cientos de soldados, ciertos grupos sociales y políticos quieren ver como las rejas de una prisión aparecen en la vida de Assange.

Esta situación no es la primera vez que ocurre. Movimientos similares se produjeron en los años 60. Por ejemplo, cuando el periodista Seymor Hersh reveló la masacre de civiles perpetrada por soldados americanos bajo las órdenes del lugarteniente Calley en el pueblo de My Lai en Vietnam en 1967. "O cuando Jacques Duquesne rindió el mejor servicio al periodismo y a Francia, al denunciar el recurrente uso de la tortura de la armada francesa durante la Guerra de Argelia", en palabras de Jean-Paul Marthoz, profesor belga de Derecho y Deontología de la Información.

No se puede ni se debe justificar ningún crimen de guerra, enfundando los actos en un saco marcado con las palabras "patriotismo" y "seguridad". Espero y deseo que Assange reciba un buen número de premios de periodismo, que se le otorguen doctorados honoris causa a mansalva y que, por supuesto, pueda vivir tranquilo y libre. Lejos de cualquier error personal que pueda adjudicársele (porque nadie es perfecto), este hombre ha puesto su vida en peligro para denunciar publicamente un sinfín de actos criminales: entre ellos, miles de torturas y asesinatos, consentidos por los máximos dirigentes políticos y militares de EEUU (no suena raro que el nombre de G. W. Bush aparezca aquí).

"La primera víctima de la guerra es la verdad y queremos corregir el ataque contra la verdad que ha ocurrido antes y durante la guerra y que ha continuado después de que la guerra concluyera oficialmente. No estoy seguro de que hayamos logrado el máximo impacto político posible. Pero creo que hemos estado muy cerca de hacerlo", dice Assange.

P. D.: Como decíamos ayer...

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