lunes, 1 de octubre de 2012

Sobre la dignidad periódistica y poner el pie en pared

Durante mucho tiempo, los profesionales del Periodismo se han acostumbrado a la pregunta fácil y a las evasivas de los políticos. He asistido a cientos de rueda de prensa donde no se cuestionó la palabra del concejal o del diputado. Y así nos ha ido. En muchas ocasiones, también, los dirigentes buscan la escapatoria con palabrería anodina. Y, más allá de lo ideal, he observado como el profesional de la información tiende a acostumbrarse a esos vocablos vacíos; sin insistir en el objetivo de su punch. El sector debe hacer mucha autocrítica en este aspecto.

Los periodistas, en cierto sentido (bastante grande), se han sometido a los poderes fácticos; y tuvieron cota de responsabilidad en la proliferación de ruedas de prensa sin preguntas -que después, muy acertadamente, se combatió con la iniciativa #sinpreguntasnohaycobertura-. Un claro ejemplo de las evasivas lo observamos en la última entrevista de Mariano Rajoy en TVE. Durante casi una hora, cinco enormes profesionales cuestionaron al presidente del Gobierno; pero éste esquivó todas las preguntas y habló sólo de su libro. La Política venció ese día sobre la libertad de información; la arrinconó con armas que la Televisión Pública y los propios reporteros nunca debieron permitir: entre otras, anular el derecho a contrapreguntar del periodista.

En EEUU y la Europa anglosajona existen dos normas muy habituales en las ruedas de prensa. En primer lugar, el periodista presenta su pregunta y después se queda con el turno de palabra (generalmente, representado en forma de micrófono). Es decir, en el caso de que el político ose esquivar la cuestión o responda con vana palabrería, el profesional tiene derecho a contrarréplica. En segundo lugar, en los casos en que (por dinámica) esta fórmula no es posible; se "aguanta la pregunta". Ejemplo al tanto: si en una conferencia del presidente norteamericano, éste elude responder la pregunta del periodista; su compañero que le sigue en el turno vuelve a plantear la misma cuestión.

Todo ello, no son más que pautas adquiridas por los profesionales a través de su lucha diaria y sus ansias de independencia. El Periodismo no es un derecho de los periodistas, sino un derecho de la sociedad. El profesional no puede salir a cenar con el político, no puede convertirse en su amigo; porque, entonces, las distancias se pierden. El reportero siempre debe cuestionar, buscar el porqué. Así lo hizo el irlandés Vincent Brown el 19 de enero de 2012. Enfrente, Klaus Masuch, del Banco Central Europeo. El reportero celta, todo un ejemplo para el periodismo.


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