EL AGRADECIDO
La última raza no es ingenua, ni advenediza, ni despechada. Es una raza que prefiere los viajes y no los destinos. Una raza que ama las preguntas, sabiendo incluso que las respuestas nunca superan las expectativas. Esta especie no compró nunca merchandising de LOST, ni pensará jamás que una serie puede cambiar el mundo. Pero durante 116 semanas descargó con cuidado un video y le puso un subtítulo, y se sentó en el sofá a disfrutar de una historia. Supo, esta raza, que solamente había sentido ese placer único, ese placer primitivo, a los doce años, cuando leía a Verne o a Stevensson (que también dejaban hilos sueltos). Y cuando acabó la season finale no lloró de emoción ni se sintió defraudado. Pero notó que algo —en su vida— había llegado a destino, y supo que ya no habría viajes placenteros, de ese estilo, nunca más. Pero como el viaje había sido intenso y conmovedor, y también esperanzador y trágico, antes de apagar la tele por última vez dijo "gracias". Y siguió con su vida.
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