Tatiana y Krista Hogan son hermanas, siamesas, del Canadá y nacieron hace cuatro años. Además de todo ello, las dos pequeñas protagonizan uno de los episodios más fascinantes de la medicina y ciencia moderna. Y es que ambas comparten cerebro. Unidas por la cabeza, estas dos niñas consiguieron algo ya de por si asombroso: sobrevivir. Pero es que, además, se han convertido en un verdadero desafío para los científicos contemporáneos; ya que sus cerebros se encuentran unidos, lo que les permite compartir sentidos y sensaciones.

Ahora se abren dos vertientes interesantísimas. Por un lado, se inicia una nueva fase en la investigación neurológica. Si estas dos pequeñas son capaces de compartir sentimientos y sensaciones (e incluso podrían comunicarse directamente sin hablar), por qué no podría crearse un dispositivo que permitiera desarrollar tales dones entre dos seres humanos. Por otro lado, qué límites éticos y morales existirán entre las siamesas. "¿Cómo mantendrán su intimidad si una puede entrar de alguna manera en el cerebro de la otra para saber qué mira y quizá qué siente? ¿Se puede desarrollar una personalidad propia con un cerebro compartido?", se pregunta Martínez Ron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario