La Puerta del Sol ha despertado inmersa en la "absoluta normalidad", un
día después de la concentración celebrada con motivo del segundo
aniversario del 15-M. Los quiosqueros y empresarios, según han comentado
a este periódico, han abierto sin problemas y no han registrado ningún
tipo de destrozos. En la zona sólo quedan escasos vestigios de la
protesta.
Ni tiendas de campañas, ni asambleas, ni yayoflautas, ni pancartas, ni
carpas, ni pasquines. A diferencia de hace dos años, cuando los indignados mantuvieron una acampada en la Puerta del Sol durante tres
meses, la celebración del segundo aniversario del 15-M apenas ha durado
unas horas. Después de la concentración, unas pegatinas son el único
recuerdo que queda de las protestas.
Los adhesivos rememoran las consignas de los movilizados en el segundo aniversario del 15-M. Las pegatinas responsabilizan a los políticos, a la Monarquía y a la Troika de la situación económica que atraviesa España actualmente. Y, también, de la falta de soluciones a los problemas de los ciudadanos.
Los turistas han paseado por la plaza como si nada hubiese ocurrido un
día antes. Han fotografiado los puntos más emblemáticos de la Puerta del
Sol; sin recabar, la mayoría de ellos, en los restos de adhesivos
colocados por los indignados. Entre otros, los habitualmente
utilizados por los componentes de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca (PAH), que siempre evoca el lema: "Sí se puede".
Los lemas a favor de una tercera República son una constante en los
adhesivos colocados en la plaza. Muchos de ellos se han pegado en los
monumentos más reconocibles del histórico enclave madrileño. Pero no son
las únicas consignas que sobreviven en Sol. Y es que aún se mantienen
las ideas de las numerosas plataformas que se sumaron a la protesta:
educación, sanidad y afectados por la adquisición de preferentes, entre
otras.
El pedestal de la estatua de Carlos III mantiene el lema gritado por los integrantes de la PAH. Una plataforma que, según ha comentado Carlos Estévez, miembro de la Asamblea Popular del Barrio de la Concepción madrileño, "ha parado más de 600 desahucios solo en Madrid”.
La corrupción política, que preocupa mucho a los ciudadanos, también ha
estado presente en las protestas de los indignados. Los concentrados
han exigido a los dirigentes públicos una intensa lucha judicial y
política contra este problema.
Los quiosqueros de Sol reconocen que han sentido un "gran alivio" al
llegar a la plaza y observar que nadie había acampado en ella. "Ya nos
hicieron suficiente daño hace dos años", apunta uno de ellos.
Elaborado para E. P. El País
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