
El día que se conoció que Manuel Chaves encabezaría la candidatura al Congreso, se apuntó al vicepresidente del Gobierno como punto discordante y generador de la atrofia socialista en Cádiz. Pero llegó el día de ratificar la lista y la mirada viró hacia el expresidente de la Diputación. Entonces, la división latente en el seno del PSOE alcanzó una nueva dimisión. Al fin, el sector divergente se quitó la máscara y señaló al culpable de sus iras. Algo cambió aquel jueves de septiembre; por fin, ya sabíamos explícita y públicamente quién ocupaba cada bando. Y, curiosamente, el expresidentes andaluz fue el único punto en común, quien unió a las alas que se disputarán el mando de la formación tras el 20-N. O, quizás, después del próximo marzo, cuando sepamos del futuro de Griñan, de su capacidad de liderazgo; y de si prosigue al frente de la Junta y de cuanta atracción tiene el Poder.
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