
ETA anunció ayer "el cese definitivo de la actividad armada" y pudimos contarlo. Hubo quien se acogió al optimismo y quien decidió poner “peros”. No creo que fuera ayer tiempo de lo segundo. Ni peros, ni reproches para los que colocaron piedrecitas en el camino. Vista al frente y memoria. A caminar hacia delante, a construir un país más libre, sin terrorismo; y siempre sin olvidar lo ocurrido y a quién quedó en el camino. Ellos siempre en el recuerdo. Habrá quien nunca podrá titular que ETA abandona el terrorismo.
Porque por supuesto que no se nos olvida. ¿Cómo íbamos a olvidar 43 años de horror? Que no se nos olvida, insisto. Ellos son los mismos, son los malos, los asesinos, los que portaron pistolas y pusieron bombas; los que dispararon a la nuca, sin mirar a los ojos, como cobardes que fueron y aún son; son los que amenazaron a periodistas y políticos; los que trataron de sembrar el terror y, en su intento, propagaron tal dolor que ni en infinitos años de cárcel pudieran saldar; son quienes extorsionaron, quienes secuestraron, quienes robaron, quienes asesinaron a cerca de 250 guardias civiles y a casi 150 policías; quienes enclaustraron a cientos de representantes públicos, obligados a [sin]vivir con escoltas, mirando los bajos del coche y temiendo por sus hijos y familias.
Y es muy importante que se sepa que todo ese horror no sirvió para nada, que fue inútil, que no han logrado nada, que no es a cambio de nada; que ellos han perdido, que han perdido, que han perdido; que hemos ganado nosotros, el Estado de Derecho, la Democracia y la Libertad.
Habrá quien se aferre a la demagogia barata de los terroristas; quien recurra a la retórica y a los términos pueriles de los etarras para no disfrutar de un día muy importante en la historia de España. Todos tenemos que ser cautos, debe ser nuestra obligación; pero también muy optimistas. El primer paso marca la dirección. Hay que seguir caminando, para llegar al final de esta andadura.
Habrá quien se aferre a la demagogia barata de los terroristas; quien recurra a la retórica y a los términos pueriles de los etarras para no disfrutar de un día muy importante en la historia de España. Todos tenemos que ser cautos, debe ser nuestra obligación; pero también muy optimistas. El primer paso marca la dirección. Hay que seguir caminando, para llegar al final de esta andadura.